Continúa con la ficción. Quizás Internet es una moda pasajera

Una vez que consigas liberarte de la inquietante mirada de este niño, puede que te ocurra lo mismo que a mí. Un impulso irrefrenable por ir al colegio en el que está estudiando tu hijo y hacer un test a sus profesores para comprobar in situ cuánto saben de Internet.

Yo he ido, y he visto la misma pizarra con la que estudiábamos nosotros, los dibujos que realizan colgados de pinzas, el espacio en el rincón para los libros y cuentos y … bueno, sí, hay un ordenador. Pero también he visto la cara de sus profesores, del jefe de estudios y del director. Cuando estoy esperando a que salgan, me fijo también en las del resto de padres y pienso si ellos estarán tan preocupados como lo puedo estar yo.

¿Que por qué? Pues, porque comparto totalmente lo que dice este chaval.

No se trata de la tecnología, bajo ningún concepto. Lo que puedes tener claro es que la tecnología seguirá avanzando y ellos la entenderán y la manejarán perfectamente sin prácticamente nuestra ayuda. Por algo son “nativos digitales”.

No se trata tanto de que tengan un iPad o un NetBook o el próximo gadget que salga.

No es eso. De lo que se trata es de si les estamos enseñando lo que pueden hacer con ellos.

Se trata de que el mundo ha cambiado ya hace tiempo y a nuestros hijos se lo seguimos ocultando. Estudiar constreñido en un aula, con la única ayuda del conocimiento aportado por ese profesor y el libro editado por un complejo conglomerado de intereses, es hacerles un flaco favor.

Se trata de que seguimos cargándoles la mochila todos los días con los libros cuando ya disponemos de Facebook, Youtube, Flickr, Wikipedia y muchísimos más que ya están o que vendrán, donde los niños podrían disponer de sus espacios compartidos de aprendizaje, colgar sus trabajos y ser revisados por sus profesores.

Seguimos pagando clases extraescolares de inglés y no somos capaces de ponerles Skype para que practiquen en vivo y en directo con otros niños de otros países.

O inculcándoles el sentimiento de lo privado, lo propio, la individualidad frente a la potencia demostrada de lo colectivo, del trabajo en grupo. Algo que irónicamente, todos estudiamos en esos cursos de habilidades que realizamos cuando ya llevamos años trabajando.

No, lo que me preocupa es que no les estemos preparando realmente para el mundo que les ha tocado vivir.